sábado, 30 de marzo de 2013

Quiero estar en tus Sueños 2 parte

Me recuesto sobre tu pecho desnudo y siento el calor de tu cuerpo; puedo percibir el acelerado latir que marca el ritmo de tu corazón. Besos suaves van palpando tu pecho ansiosa de tenerte y con mis manos voy señalando el camino que he de seguir con mis labios.

Mis piernas rozan las tuyas con cierta timidez. Asciende y descienden acariciándote. Se sienten cálidas y envolventes, abrasadoras.Tomas mis manos y las llevas por los senderos de tus muslos hasta que tu masculinidad y allí... me detengo a beber de tu néctar.

Acaricias lentamente mis piernas. Tus manos grandes, suaves, cálidas, apasionadas, me estremecen hasta el punto de la desesperación. Tus labios ardientes besan poco a poco mis piernas hasta llegar a mi vientre.
Me acaricias con tus labios, intentan morderme. Me desespero y eso te fascina. Tomas mis senos frágilmente con tus dedos, los besas, los presionas contra tu pecho. Me besas con una pasión incontenible.


Tus manos cabalgan por mis colinas aún no perturbadas, acaricias mi espalda entre las sábanas y tus dedos la putean, excitándome aún más.
Tus dedos se entrelazan con mi pelo y éste se resuelve por el movimiento sensual de nuestros cuerpos.
Ha llegado el momento de entregarnos completamente el instante, en que serás mío y seré tuya, en cuerpo y alma seré tuya.

Me posees y mimas nuestros cuerpos fundiendo nuestros corazones a un mismo compás, se aceleran. Cierro los ojos... muerdo los hombros... te abrazo con fuerza.
El néctar que emana de ti se confunde con el mío en la explosión de un orgasmo y penetra violentamente por el sendero del placer infinito... En el ocaso de la noche, nos entregamos el alma, el cuerpo y el ser.

Nuestros cuerpos siguen desnudos y tibios sobre la cama revuelta y húmeda. Estás a mi lado. Se apaciguan los latidos de tu corazón y del mío, estamos tendidos sobre las sábanas que se enfrían lentamente mientras transcurren la noche llevándose la luz de la luna que ha sido nuestra cómplice.

Te observo dormir, esta vez desnudo junto a mí, exhaustos, apacible. En tu rostro se refleja la serenidad de tu alma. Tu cuerpo me parece más hermoso después de tenerte. Te siento tan mío, tan vulnerable a mis besos y caricias; sin embargo, sólo quiero acariciar tu pelo.

FIN.

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