Brindo por ti y en el cristal se aloja mudo temblor
que a descifrar no entiendo ni acierto;
te he dejado mi vida al descubierto y transito entre el gozo
y la congoja.
Libro soy frente a ti, que hoja por hoja
me ha desnudado el alma;
recubierto de tus ojos no más.
Si estoy despierto,
no permitas que el sueño me recoja.
Alzo por ti mi copa;
has irrumpido con la fascinación de lo prohibido
por las íntimas sendas de mi vida.
Que gozo y a la vez que desventura,
dueño de tan insólita hermosura
y mantenerla para mi escondida.
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