Todas las noches le nombro deseosa de besarle el alma,
de acariciar su piel, de que la noche
me agarre en sus brazos y nos cobije
el amanecer.
Soy fiel a mi costumbre de llamarle,
de escribirle, de prosar-le,
de entregarme y poseerlo en suspiros versos,
premoniciones y sueños.
Y me acaricio con los ojos cerrados,
siendo su mano, quien a través de mi mano me ama,
me desea, me hace sentir, erizando la piel a su deseo,
mi deseo, a su entrega que me domina desde todas partes
y maneras a mi cuerpo.
Produciendo gemidos desde lo más profundo del alma
que te desea una y mil veces.
Porque mi piel te extraña cada noche y quiere se poseída
por tu fuerza varonil, haciendo giras mis ropas íntimas
y ser llenada entera de tu ser.
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