habían terminado.
Estuviste allí a mi lado callado... veía mis lágrimas y tristezas y tomabas con ternura
mi mano.
Siempre tenias una palabra que me tocaba el alma, una sonrisa en la que hacía eco la mía,
tu devoción empezó a convertirse en un infinito amor.
Recuerdo...¡Ah, como recuerdo!
cuando tu mirada me acariciaba mis labios, tus dedos acomodando mi cabello
y esa forma de delinearme al contorno de mi cara y esa manera de hablarme con tu hermosa voz.
A veces el miedo nos abraza y perdemos la brújula de quienes somos, no escuchamos con el alma no entendemos con la razón dejando que salgan las personas importantes de nuestro corazón.
Fuiste mi faro en los tiempos de tormenta mi luna en las noches de verano. El ser que bailaba conmigo con las hojas del otoño y mi abrigo en el invierno de mi alma.
Pero siempre...
Quien me llevaba de su mano.
Hoy sigues aquí, en un espacio de mi alma.
Aún conservo en ellas el calor de tu mirada, sigues en mi alma dándole orden a mi vida...
Tejiendo ilusiones en ellas, otorgándole alegría.
Acaricias con el recuerdo de tu voz, los latidos de tu corazón le das esperanzas a mis noches de desolación.
Fui afortunada cuando Dios te puso en mi camino, aunque hoy sea tarde para decirlo.
Aún así..., sigues aquí, aquí en un rincón de mi alma, de alguna forma haciéndome feliz.
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