miércoles, 30 de abril de 2014

Te Veo

Cálida como siempre
miré detenidamente aquello que había mirado siempre
y hoy se veía diferente.

Tu sudor recorría tu suave piel
y yo moría de sed.
Besé lentamente tu espalda y con mis dedos
toque aquella parte mas ligera que el aire;
pero más fuerte que el mar
y más húmedo que el deseo.



¡Hazlo ahora! ¡Hazlo ya!
gritaban mis manos gritaban mi piel.
Mi rincón muere por ti y fue ahí cuando por primera vez sentí.
El pecado original del que tanto me acusan.
Sentí el cielo y el mar juntos por primera vez.

La virgen de mi cuerpo se fue
cuando sentí al amor verdadero
dentro de mí.

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