DUETO
En las inmensidades de tu amado paraíso,
tu voz divina, intima, llegaba con armonía...
Desnudé el alma en magna fantasía
y llegué al cielo , lleno de luz,
en pleno mediodía.
Melodías que embriagan mi ser
y merodean en mi cabeza,
al ritmo de danzas mundanas y nos fundimos
en un ser de altos vuelos unidos
por unas bocas sedientas de deseo.
Deseos irrefrenables de amor
que colman mis inquietudes de tenerte entre mis brazos
y hacerte dichosa,
colmada de halagos y desdichas.
Insinuar, una caricia en tu piel
es marcar el camino
hacía tu corazón sediento de besos
y colmarlo de olorosas fragancias.
Sólo tu presencia ya me hace feliz
y si me das de tus caricias
muero de placer por ti...
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