Las gotas de lluvia
que golpean el cristal de la ventana,
fue su sonido el que me despertó
en mitad de la noche.
Aún dormida,
deslicé mi mano por tu ombligo
acariciando mi vientre que palpitaba,
esquivando la ropa estaba empapada
de los fluidos del sentir.
De la marea que había desatado en mi cuerpo.
Aún podía sentir la dulzura
de los azotes y las caricias,
el placer de cada embestida...
pensé me debes un sueño más...
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