Dile que no me tema, amor, dile
que estoy a su lado como el aire,
como un cristal de niebla
o como el viento que inquieta a la tarde.
Dile que no me huya, amor y dile,
que no me vuelva a herir
que no me aparte...
Que soy el brillo húmedo en sus ojos
y el latido en su sangre.
Dile que no me aleje, amor y dile
que yo soy el umbral de su morada,
el agua de su sed y aquel único pan
para su hambre.
Dile que no se oculte, amor,
y dile que ya no tengo rostro ni señales
de haber vivido antes de quererme.
De haber vivido antes.
Dile que no recuerde y dile que no respire,
amor, sin respirarme.
Dile amor que mis noches y mis días
no son lo mismo,
desde que se alejó aquella tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario