Volvamos a ese paraíso
que un día juntos conocimos
ese lugar de placeres, de pasión y deseos compartidos
esa morada divina
donde la excitación de los cuerpos
nos arrastró a experiencias que colmaron
nuestros sentidos.
Donde la pasión nos hizo carne trémula del deseo,
de besos delicados y lujuriosos
que danzaron en mi ombligo,
como marionetas jugueteando al compas de la melodía,
nuestra melodía del amor...
Volvamos a ese rinconcito,
donde fuimos libres, donde gozamos de sexo desenfrenado
y sin tabúes.
Vuelve a visitar conmigo
ese paraíso en nuestra mente...
ese... que un día juntos conocimos...
E hicimos realidad en nuestra piel
que sólo tú descubriste con mi entrega,
con tus delicadas manos
que en ellas florecí...
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