El roce de tu piel me enciende
mientras me sujetas con fuerza
la suficiente para hacerme saber
que reclamas mi cuerpo.
Comienzas a besarme y haces que me desesperes.
En la comunicación que tienes con mi lívido,
me provocas, me atas a tus sentidos
me vuelves tu presa mientras me sigues
envolviendo.
Me haces estallar en deseo detienes el tiempo
a tu antojo, te adueñas de mis latidos
y mi voz,
de las sensaciones que provocas.
Vuelves todo una melodía
apresurada y arrebatada
al son de tus movimientos
a los que mi cuerpo te acompaña.
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