Y se me ocurren tantas cosas para expresar en palabras
lo que mi cuerpo en la noche esconde y se agita.
Donde los labios callan y se ahogan en tu boca,
cerrado en tus besos.
Y donde las caricias escriben emociones encendidas,
dejando marcas en tu piel, como en la mía.
Y nacería nuevamente sin morir en tus brazos si pudiera,
para renacer en ellos y perder la noción de lo eterno.
Quisiera ser el motivo que impulsa cada sentido,
acabar en la realidad de tu pecho,
que a través de la distancia en mi premio.
Y si alguien fuera capaz de hacer de mí
la mujer que se extremece al sonar su voz,
doy toda mi plenitud, mi alma, mi corazón
el amor a quien sea libre de percibirlo.
Y el destino encargado de los caminos trazados,
cruzar el tuyo.
Con el mio y andar juntos paso a paso.
Criando sueños en los amaneceres,
los atardeceres de gloria que invitan
a nuestros cuerpos hacer uno,
como así este predicho desde el comienzo de los tiempos.
A veces es necesaria la espera y no perderse en la desesperanza
troceando con extraños y saber que el final de mi cuento de hadas,
tiene oportunidad de terminar en la pluma de tu mirada
y ser reflejo de ti mismo y yo de ti.
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