cuando tus ojos con cautela me acechaban,
donde tu silenciosa, suplica......

entregarte y atreverte a amarme!
Tu bien lo sabias y lo reconocías
al mirarme con esa mirada que todo
me lo exponía; pues, yo todo lo tanteaba
mientras te respondía con una sonrisa
refrenándome que no se escapara el corazón del pecho.
Ahora, estoy intentando imaginar
que te tengo cercano como en esos tiempos
donde un pequeño gesto era más que suficiente
para expresar el inevitable sentimiento,
que a ambos nos embestía y que llevábamos latente
en la piel al querer ser amantes recíprocos para vaciarnos.
Siento todo el llevar a cabo tal desenfrenamiento
al se nosotros mismos, al amarnos,
sintiéndonos libres e indómitos
como el deseo que nos escaldaba el cuerpo.
Te busco, tratando de renovarte
en el ayer y sigues allí cohibiendo te,
padeciendo por amor con la expresibidad
desnuda en tus ojos claros.
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