Tus fuertes brazos me rodean,
mi cabello se enamora de tus hombros;
lentas palabras de consuelo caen sobre mí
sin embargo mi corazón no tiene descanso.
Porque solo una trémula queda en mí
que jamás podrá ser algo;
salvo un pájaro de alas rotas
huyendo en vano de ti.
No puedo darte amor que ya no es mío.
El amor que me golpeó y derribo
sobre la nieve cegadora.
Sólo puedo darte un corazón herido
y unos ojos agotados por el dolor.
Una boca perdida, no puede sonreír
y tal vez ya nunca vuelva a reír.
Pero rodéame con tus brazos amor,
hasta que el sueño me arrebate.
Entonces déjame, no digas adiós.
Salvo si despierto envuelta en llanto.
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