martes, 14 de mayo de 2013

La Entrega

Lucho desesperada contra la pasión que por ti siento
de manera desenfrenada,
esa que me inyectaste aquella madrugada.

Me dejaste tatuada con tus pecaminosos besos
que a veces me mordían los pechos
y aunque había mucha gente, no nos importó nada.

Nos dejamos llevar por los impulsos y es que tus manos
esa noche, me tocaron hasta el alma;
me tomaste del pelo fuertemente para evitar que me marchara
y es que yo no quiero irme,
sólo deseaba que me besaras...

Que consiguieras el punto perfecto para que mi cuerpo al tuyo
se entregara.
Nos marchamos de aquel lugar en busca del silencio
y la oscuridad.


Terminamos entregándonos en una habitación lúgubre
sobre un viejo colchón tan sólo con la luz de la luna.
Que se colocaba por entre las rendijas del portón de aquel viejo
garaje que nos servía de posada, sitio perfecto para dos
que se aman.

Allí me empalagaste con tu saliva, me bañaste
todo el cuerpo con el sudor que del tuyo brotaba
y yo seguía luchando con esa pasión que me ganaba.
No se en que momento pasó, sólo se que te dibuje con la mirada,
me abalance sobre ti como una fiera enjaulada
y fue allí que descubrí entre gritos y gemidos que hacer el amor
es mucho mas que palabras...

Es simplemente entregarse con el cuerpo
y con el alma.

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