Yo quisiera salvar esa distancia,
ese abismo fatal que nos divide y embriagarme de amor
con la fragancia mística y pura que tu ser despide.
Yo quisiera ser uno de los lazos conque decoras
tus radiantes sienes;
¡Yo quisiera, en el cielo de tus brazos,
beber la gloria que en tus labios tienes!...
Yo quisiera ser agua y que en mis olas,
que en mis olas vinieras a bañarte para poder,
como lo sueño a solas,
a un mismo por doquier poder besarte.
Yo quisiera ser lino, y en tu lecho allá e las sombras,
con ardor cubrirte temblar con los temblores
de tu pecho y morir del placer de comprimirte.
¡Oh! ¡Yo quisiera mucho más!...
¡Quisiera llevar en mí, como la nube, el fuego;
más no como la nube en su carrera, para estallar y separarnos luego!...
Yo quisiera en mí mismo confundirte
confundirte en mi mismo y extrañarte; yo quisiera
en perfume convertirte,
convertirte en perfume y aspirarte.
Aspirarte en un soplo como esencia,
y unir a mis latidos tus latidos
y unir a mi existencia tu existencia
y unir a mis sentidos tus sentidos.
Aspirarte en un soplo del ambiente,
y así verte sobre mi vida en calma
toda la llama de tu pecho ardiente
y todo el éter de lo azul de tu alma.
Aspirarte mujer...
De ti llenarme.
y en ciego y sordo y mudo constituirme.
Y ciego y sordo, mudo consagrarme.
Al deleite supremo de sentirte
y la dicha suprema de adorarte.
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