Hoy me alegro de conocerte. Si es verdad que he pensado anoche en ti; pero lo importante no es la cantidad que lleva el exceso sino el valor de lo poco que tengo y entre esas minuciosas cosas que despiertan bellos pensamientos en mí.
Se encuentra tu apreciada presencia; eres como la piedra preciosa que me deleita con la hermosura y a su vez me da a conocer lo afortunada que soy por pertenecer a lo relativo de tu tiempo.
Ya que posees un valor incalculable e los límites de lo posible y vas más allá de cualquier cosa material que pudiese yo encontrar, quizá soy algo pasajero destinado al olvido de tus constantes decisiones; pero se que quien posea tu amistad habrá encontrado el camino a una gran riqueza y hay quiero que sepas que estas palabras sólo sera leídas por tus ojos, porque solo las he escrito para ti.
Te extrañado esta tarde...
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