sábado, 26 de abril de 2014

Hablemos De Un Sueño

No quería despertar, la sensación era maravillosa...
En un lugar mas cercano a los sueños que a la realidad,
sintiendo un placer abstracto muy agradable.

Estabas junto a mi en mi cama.
Acariciabas todo mi cuerpo.
Tu mano subía ahora, por la parte interior de mis muslos...
Cuando llegó al final una vibración
recorrió todo mi cuerpo haciéndome soltar
un leve gemido.

Me abracé mas fuerte a la almohada
y flexioné un poco más  la pierna, ofreciéndote más a ti.
Estaba muy excitada, tus dedos deslizaban suavemente entre mis labios,
sin profundizar, acariciándolo levemente, incitándome,
como despertando muy despacio mi sexo;
al igual que habías hecho con el resto de mi cuerpo...




Esas caricias tan leves y lentas
me provocaron una excitación muy rápida y muy intensa...
Ya no sabía si estaba despierta o dormida,
solo sabía que te deseaba tanto que dolía.

Sentía mi sexo latir fuertemente como si mi corazón se hubiese instalado allí y ya no quería que las caricias fuesen tan suaves; sino que respondieses a ese latido con igual intensidad,
lo necesitaba, lo pedía a gritos  y sentía que si lo hacías me vendría  inmediatamente, sin remedio y solo pensarlo me excitó aún más.

Y lo hiciste, y sentí un orgasmo no tan intenso como había anticipado pero si provocó en mi una oleada de inmenso placer que hizo que te deseara más.
Deseaba tu cuerpo, tu peso sobre mi, deseaba sentirme tuya. Sentirte dentro de mí.
En ese instante me hubiese girado y gritado ¡¡Hazme el Amor!!. Pero quería que lo hicieses tú sin pedírtelo, así que seguí pidiéndoselo a mi sueño.
Pensar que podía escuchar mis pensamientos me parecía una idea terriblemente romántica...

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