Nos conocemos con las manos
mientras recorremos nuestros cuerpos con los dedos.
Cerramos los ojos y volamos
como el viento.
Nuestras lenguas están danzando
una música desconocida.
Nuestros pechos se juntan,
en esta experiencia en la que estamos desnudos.
No sólo de cuerpo sino de alma y de cordura.
Ya no existe mas diferencia de sexo,
somos tu y yo iguales.
Nuestros cuerpos, que los dos conocemos,
nos ayudan a llevarnos más fácil a este encuentro.
En nuestras mentes no existe pecado,
homosexualidad o sexo.
Sólo pensamos en amor... en deseo...
mientras... nos satisfacemos en este encuentro.
Hablamos de amor, hablamos de deseo.
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