Con El descubrí
que aún dormía mis demonios,
que esa parte loca que gusta de caminar descalza
a altas horas de la noche,
cerraba los ojos y se ponía a soñar...
Pero había otro tipo "de maldad"
que salía a flote,
tal vez no era maldad, era lujuria,
pasión, cinismo...
Eran las ganas de que me mataran
sin compasión,
que arrancara lo poco que me quedaba
de humildad dentro.
Me daban ganas de que me gritara
en la cara cualquier cosa
y me rompiera los deseos o mejor dicho.
que me "matara" de pasión.
A su lado...
las ganas invadieron mi boca,
el deseo pobló mi mente.
Sentí su latir entre las manos,
ni tan mala, ni tan santa,
sólo era una mujer poseída.
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