Cuando el mar se seque y rompa su botella
de aromas en tu piel,
sabrás que vivo por ti.
Cuando por el tejado azul del cielo
resbalen los días lentamente
y no existan estrellas,
sabrás que las robe para ti.
Cuando mi alma aceche la tuya,
acalambrada de dolor
por no tocarte, volvería mis ojos
para que un húmedo beso
pudiera amarte con pasión...
entonces sabrás que amé por ti.
Somos esculturas humanas
formadas entre golpes y caricias.
Suspiros del alma que se proyectan
a la esencia de tu ser
lleno de sensualidad, de ternura,
que solo quieren amarse.
Compenetrarse en un ser
lleno de sensibilidad, de ternura,
que solo quieren amarse,
compenetrarse unidos por la pasión
y el amor que en ti encontré.
Cuando amas de verdad,
sabrás que mis suspiros te anhelan.
Soy como el aire que moverá los latidos
de tu corazón,
mientras las esculturas de los cuerpos se atraen
y se derriten en caricias; estallando
en una explosión de amor y frenesí...
Las esculturas siempre
seguirán amando.
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