domingo, 9 de febrero de 2014

Apareciste

Apareciste en mi vida,
cuando sentía que mis oportunidades
y mis ganas dedo  seguir
habrían terminado.

Estuviste allí a mi lado callado...
Veías mis alegrías y tristezas
y tomabas con tu ternura mi mano.

Siempre tenías una palabra que me tocaba el alma,
una sonrisa en la que hacía eco la mía,
tu devoción empezó a convertirse
en un infinito amor.

Recuerdo... ¡Ah, como recuerdo!
cuando tu mirada me acariciaba mis labios,
tus dedos acomodando mi cabello
y esa forma de delinearme al contorno de tu cara
y esa manera de hablarme, con tu hermosa voz.

A veces el miedo nos abraza
y perdemos la brújula de quienes somos,
no escuchamos con el alma
no entendemos con la razón...
Dejando que salgan las personas importantes
de nuestro corazón.




Fuiste mi faro en los tiempos de tormenta
mi luna en las noches de verano.
El ser que bailaba conmigo con las hojas
del otoño y mi abrigo e el invierno de mi alma.

Pero siempre...
Quien me lleva de su mano.

Hoy sigues aquí, en un espacio de mi alma.
Aun conservo en ella el calor de tu mirada,
sigues en mi alma dándole orden a mi vida.
Tejiendo ilusiones en ellas, otorgándole alegría.

Acaricias con el recuerdo de voz
los latidos de mi corazón.
Le das esperanza a mis noches de desolación.

Fui afortunada cuando Dios te puso en mi camino,
aunque hoy sea tarde para decirlo.
Aún así.... Sigues aquí, aquí en un rincón de mi alma,
de alguna forma haciéndome feliz.

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