Mis versos amanecieron entre tus labios
una mañana y un suspiro
rozó el silencio.
Tus manos encontraron en tu piel
las caricias prometidas
por mis palabras y con la luz apagada
recreaste en tu sexo mi poema.
Las metáforas encontraron la humedad
manada del placer.
Y en tu vientre se refugió mi poesía
la magia de la pasión...
Te baño de sudor, la sábana tapó mis labios
para callar mis gemidos mientras niegas
mi nombre a la habitación;
pero tus dedos al penetrar entre mis piernas
hacen gritar a mi sexo de placer.
Y nace mi recuerdo entre tus pestañas.
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