DUETO
Me diste tu mano la mía te ofrecí
y me llevaste a un cuarto, me dijiste "te enseñare
que hago en mis noches con las personas que amo".
Mis ojos miraban todo ese mundo mágico
de placeres ocultos.
Me diste una túnica y me dijiste...
Pontelá...
Con ella ya puesta me atas las manos atrás,
los ojos con un pañuelo que aún guardo conmigo
recordando todo.
Mujer complaciente y sumisa por una hora seré tu amo,
arrebataré lo inocente que hay en ti,
en mis brazos seras señora y sumisa...
Y en nuestro templo fusta y cuero vas a adorar...
Tapo tus ojos ato tus manos y humedece tus labios
carnosos esos que me han de obedecer...
Es la hora de los juegos, gata y sumisa eres,
sólo has de obedecer a las reglas del juego...
Me dejas ahí sola devorando mis pensamientos
activando el sentido del oído que afinaba
para escucharte a ti.
Tu respiración oía y unos pasos de pies descalzos
se acercaban despacio hacía mi.
Me acaricias el pelo y yo me estremecí;
sólo podía escucharte y olerte.
Me posees desde todos los ángulos posibles,
donde el amor es furia sin contener
y yo mojada, húmeda de ti me entregué a este maravilloso
juego de seducción.
No me permites tocarte sólo tu lo hacías,
solo tu me lamías el alma y la piel...
Que las letras se mojen en los abismos de la piel...
Comencemos que mis manos están inquietas
y mi mente perversa.
Calla no pienses, no hables y obedece
que el cuero esta caliente y nuestros cuerpos dispuestos...
Quiero repetirlo contigo porque cada vez que lo recuerdo
te disfruto plenamente.
Un beso, tuya siempre.
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